La superficie de la Luna está cubierta de cráteres
por el impacto de meteoritos.
La Luna no tiene atmósfera, por esto mantiene su
aspecto y no desaparecen los cráteres
con el aire y el viento (incluso siguen las pisadas de los astronautas que la
visitaron).
Desde la Tierra siempre se ve la misma cara de la
Luna, ya que rota sobre sí misma a la vez que gira sobre la Tierra.
Las manchas oscuras de la Luna se llaman mare o en
plural maria, que significa mar.
Estas manchas se formaron por flujos de lava al
principio de la historia de la Luna.
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